Slogan es un vocablo inglés que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). Puede traducirse como lema,
que es el título que precede a ciertas obras, el mote que se pone en
los emblemas para hacerlos más comprensibles o la proposición de un
discurso.
En nuestro idioma, el concepto puede aparecer como eslogan, que sí forma parte de la RAE como una fórmula breve y original que se utiliza para la publicidad. El eslogan o lema publicitario se usa en un contexto comercial o político como parte de una propaganda y con la intención de resumir y representar una idea. La premisa es que dicha frase sea fácil de recordar para el público.
En nuestro idioma, el concepto puede aparecer como eslogan, que sí forma parte de la RAE como una fórmula breve y original que se utiliza para la publicidad. El eslogan o lema publicitario se usa en un contexto comercial o político como parte de una propaganda y con la intención de resumir y representar una idea. La premisa es que dicha frase sea fácil de recordar para el público.
El slogan intenta llamar la atención sobre un producto o servicio,
remarcando ciertas cualidades o tratando de asociarlo a un valor
simbólico. Difundir los beneficios de la marca para diferenciarla de la
competencia y generar un deseo o necesidad en el consumidor son las
finalidades del slogan.
Los creadores de slogans suelen apelar a la mnemotecnia,
que es un procedimiento de asociación mental que facilita el recuerdo
de algo. Los juegos de palabras, los estribillos repetitivos, las rimas,
las onomatopeyas y determinadas secuencias de imágenes son algunos de
los recursos utilizados.
“Just do it” (“Sólo hazlo”) es uno de los slogans más famosos del mundo. Es utilizado por Nike,
una empresa dedicada a la producción de calzado e indumentaria
deportiva. Dicha frase se complementa con el famoso logo de la marca y
con la participación de estrellas del deporte en las publicidades.
Consejos para constuir un slogan efectivo
La etimología de la palabra slogan deja en evidencia la unión de dos términos de origen gaélico, sluagh y ghairm, que pueden traducirse como multitud y grito, respectivamente. En conjunto, puede decirse que se trata de un grito de guerra, de una invitación al movimiento y la participación activa de un suceso.
Si bien los slogans suelen ser cortos y muy fáciles de entender, esto no quiere decir que su creación sea un proceso
sencillo; por el contrario, sobre todo si se considera que se trata de
una frase que queda asociada a una marca para siempre, parte de un arduo
análisis de diversos factores hasta dar con el grito adecuado.
Veamos algunos puntos a tener en cuenta para crear un buen slogan:
* un slogan debe ser fácil de incluir en una conversación
común. Esto se consigue a través del uso de construcciones similares a
las de los refranes, intentando que parezcan consejos basados en la
sabiduría popular, para reforzar la confianza de los consumidores en la
marca e incentivarlos a participar de su divulgación;
* es aconsejable comenzar con un verbo, especialmente en el modo imperativo, para cumplir con su cometido etimológico de “invitar a la acción”;
* debe complementarse con el nombre de la empresa para dar una
breve descripción de su actividad, de sus propósitos, de su trayectoria
(“cuidando de su hogar desde 1940”);
* el slogan ideal no supera las cinco palabras, límite coherente con el ritmo de vida en las grandes ciudad, que no da lugar a profundas y extensas conversaciones;
* debe existir una proporción inversa entre la cantidad de palabras y la de sílabas;
* se aconseja estudiar el uso del lenguaje
en el o los países que recibirán el slogan, procurando crear una frase
que sea fácil de pronunciar para el mayor número de personas posible, y
que no contenga construcciones poco usadas o confusas;
* en el mejor de los casos, un slogan es concreto y conciso,
no se basa en la abstracción. Cuanto más directo sea el mensaje, más
probabilidades de que sea comprendido correctamente por el público.
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