Tomasa tiene un hijo que se crió en Colombia y algunos maridos a cuestas. Todavía no ha conseguido buena compañía, y a estas alturas es de las que piensa que mejor sola que mal acompañada. Es una mujer ordinaria a quien le van a pasar cosas extraordinarias. Gente que la miraba con indiferencia, de pronto va a tener sonrisa y buenos días; el hombre que jamás la vio, va a descubrir que ella existe… Y

Ramón Tequiero (Laureano Olivares), su único hijo,
es su orgullo más grande, la razón de su vida. No haberlo criado, es una
espina que no se puede sacar del corazón. Su muchacho tuvo todo lo que
necesitó, menos una mamá de cuerpo presente. Lo que no se espera Tomasa,
es que un día cualquiera suene el timbre, y se le presente su muchacho,
con una mochila al hombro y la decisión absoluta de abrirse camino en
Caracas.
Gravitando en torno a Tomasa están sus dos hijas postizas, Fabiana (Daniela Navarro) y Miguelina (Abril Schreiber). Antonio y Roxana: él, todo solidaridad, ella, toda confusión;
La tía Margarita (Elaiza Gil),
exitosa, treintona, soltera y decidida a tener un marido y un hijo
cuanto antes, por aquello del reloj biológico… La abuela de las
muchachas, Martirio (Loly Sánchez); y Floritex (Beatriz Vásquez), confidente, paño de lágrimas y sonsacadora de Tomasa…


Como productora general funge Damarys Padilla. La producción ejecutiva es responsabilidad de Sandra Rioboo, y la dirección general de César Bolívar. El tema musical que identifica la obra dramática es “La Negra Tomasa”, interpretado por Luke Grande y Cotur.