La espiral del silencio: cómo una opinión puede dominar una sociedad
La teoría de la espiral del silencio surge en 1977, propuesta por la politóloga alemana Elisabet Noelle-Neumann. La teoría explica la forma en la que la opinión pública funge como forma de control social, al plantear que las personas adaptan su manera de comportarse a las opiniones predominantes en su contexto social sobre cuáles conductas son o no aceptables. Esta conducta tiene su origen a nuestro natural temor al aislamiento, que podría darse si expresáramos opiniones percibidas como minoritarias, razón por la cual los individuos estamos constantemente "sondeando" el clima de la opinión pública para determinar qué opiniones podemos expresar.
La llamada "espiral", entonces, es la figura que se dibuja a medida que aquellos que tienen posiciones minoritarias son enmudecidos, y las opiniones percibidas como mayoritarias aumentan y se vuelven dominantes. Existe, sin embargo, lo que se denomina como "núcleo duro", esto es, algunos individuos que al ser presionados reafirman y persisten en sus opiniones.
Silencio entre el ruido
Esta teoría nace a partir del estudio de circunstancias históricas como la Segunda Guerra Mundial, y se fortalece en los años ochenta, a raíz del posicionamiento de la televisión como un factor influyente en la formación de la opinión pública.
Al darse la discusión en torno al rol de los medios de comunicación en general, y de la televisión en particular, en la construcción de la opinión pública, se determinó que éstos no sólo servían como medio de transmisión de estas opiniones, sino que podían actuar como determinantes de qué matrices de opinión eran percibidas como mayoritarias. De este modo, más importante que la verdadera condición de mayoría, es la percepción de la misma, ya que si una mayoría se considera minoría, tenderá a declinar o decaer, mientras que si sucede a la inversa, esta minoría irá en aumento.
En consecuencia, los medios de comunicación generan un entorno que puede desencadenar actitudes de discusión, de sumisión o de silencio, ya que al ser los mecanismos empleados por la sociedad para informarse, serán también los espacios a los que acudirá para construir sus opiniones en torno a determinado tema, y para determinar si una opinión es dominante o minoritaria. De este modo, la exposición u ocultamiento de los medios de determinadas opiniones puede alterar la forma en que éstas son percibidas por el público.
Dar a conocer conductas que transgreden normas sin condenarla o censurarla contribuye a hacerla más adecuada, más aceptable socialmente, ya que los individuos que reciban esta información pueden ver que dicha conducta ya no acarreará consecuencias de aislamiento social, lo cual debilita el cumplimiento de la norma en primer lugar.
La teoría de Noelle-Neumann señala que éste es el origen de las conductas de no intervención incluso en casos masivos de agresión o violencia, que son percibidos como una conformidad generalizada por parte de la población, de un modo que obstaculiza cada vez más la expresión de posiciones contrarias o disidentes. Similarmente, otros estudios han analizado el surgimiento del llamado "pensamiento de grupo", el fenómeno psicológico que explica que un grupo de personas tomará decisiones irracionales o disfuncionales en su búsqueda por la armonía o conformidad dentro del grupo. Los miembros del grupo, así, intentan minimizar el conflicto y alcanzar un consenso sin evaluar de manera crítica las alternativas, suprimiendo y aislando a los miembros que disienten.
Es así como es posible, contando con los mecanismos suficientes para hacer que una opinión o conducta sea percibida como mayoritaria a pesar de ser, realmente, minoritaria, imponerla como la norma y generar una aceptación predominante por parte de grupos sociales que están fundamentalmente en desacuerdo, pero que sumidos en la espiral del silencio, callan y aceptan, pensándose minoría.
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